“No
nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la
cultura, al progreso, al amor y al
cielo. Comenzamos por reivindicar, categóricamente,
su derecho a la tierra. Esta reivindicación es perfectamente
materialista.” (José Carlos Mariátegui,
1928)
Denunciamos con fuerza la
represión que el viejo estado ejerce en el campo asesinando, militarizando y
creando montajes para encarcelar principalmente a jóvenes luchadores como
ocurrió con Millacheo, Levinao y actualmente con la condena de Marileo, Quijon
y Valenzuela. Dentro de esta escalada represiva hoy se inicia nuevo juicio
contra Daniel Melinao (comunidad Wente Winkul); el 19 de diciembre contra los
jóvenes de la comunidad Mateo Ñirripil autonoma y la comunidad
Yeupeko-Katrileo; y en febrero el Juicio contra Celestino Cordoba falsamente
acusado de homicidio. Mientras para el gobierno la muerte del opresor Lushinger
es un hecho judicial aprovechable para encarcelar compañeros inocentes, para
nosotros es un hito político que marca el salto a un nuevo y superior periodo
de lucha de nuestro pueblo, ha puesto en el centro del debate la organización
de la violencia revolucionaria en el campo y ha desenmascarado al oportunismo y
en particular a los delatores de la CAM de LLaitul y cía. que se lavaron las
manos señalando a compañeros presos de la huelga de hambre del 2010 y a
comunidades para su represión en un comunicado.
La lucha por la tierra
que ejerce el campesinado mapuche es hoy una avanzada dentro del movimiento
campesino impulsando con fuerza tomas de
tierras, enfrentando la semifeudalidad terrateniente y al capitalismo
burocrático presente en el campo (mineras, forestales, hidroelectricas), luchas
que saludamos calurosamente y tomamos posición por ellas. Esta es pilar fundamental para la revolución
democrático-nacional, y debe servir para cumplir su objetivo: barrer con la
opresión imperialista y de sus lacayos Terratenientes y grandes burgueses
conquistando el poder para el pueblo.
La cárcel no intimida al
pueblo, seguirá levantándose contra ese puñado de parásitos que se enriquecen
acosta del sudor de obreros y campesinos. El desarrollo de la lucha es un espejo que permite distinguir y diferenciar a consecuentes de oportunistas, traidores y delatores,
mercenarios que se venden por un plato de lentejas como Raul Castro Antipan
(delator compensado, caso turbus), Job Morales Ñiripil y Jose Antonio Ñiripil (delatores compensados,
caso fundo Brasil) y una larga lista negra de vendidos serviles a organismos de
inteligencia. A esta lista se suma el partido electorero Wallmapuwen dirigido
por Luis Penchuleo (comunidad Mateo Ñiripil tradicional) que apoyandose en el
corporativismo de CONADI y en el sapeo
fueron premiados por el viejo Estado con tierras por las que luchaba la
comunidad, dejando sin tierra a muchas familias incluidas las de los jovenes
encarcelados hecho que provocó la división de la comunidad Mateo Ñiripil en Tradicional y Autónoma.
El carácter principal de
estos juicios y del viejo estado es de opresión de clase social y no solo
racista. Hoy hay quienes estan planteando que la lucha de razas es lo
principal, repitiendo burdamente las posiciones indianistas del oportunista
Reinaga de Bolivia, y esta línea esta siendo impulsada por los recalcitrantes
de LLaitul y cia. que buscan desviar la lucha de clases para reemplazarla por
una lucha de razas, lo que le sirve a los imperialistas y sus lacayos para
mantener su poder. Un "estado indianista" dentro del Estado burgués
terrateniente chileno solo mantendrá la miseria y enriquecerá a los
burocratas indianistas que buscaran protagonismo pera satisfacer intereses
personales con la lucha campesina. Estas posiciones que influencia a una parte de la masa honesta en el campo y
que se expresa mayormente en las ciudades deben ser combatidas y asi ha ido
ocurriendo. Hay comunidades que manifiestan solidaridad con la lucha de los
obreros y del pueblo y que incluso se han declarado a favor de obreros
forestales al ser oprimidos por el mismo enemigo de clase.
Bajo un mismo viejo
Estado como el chileno, solo pueden liberarse todas las clases oprimidas y no
solo una parte de ellas. Creer que se
puede conseguir control territorial para una parte de las masas oprimidas bajo
el Estado burgués-terrateniente, es una ilusión, solo destruyendo el viejo
Estado en todo el país y conquistando el poder para todo el pueblo podemos
liberarnos de las cadenas y resolver las autodeterminaciones y eso solo se
puede lograr con un frente único de todas las clases oprimidas dirigidas por el
proletariado con lucha armada organizada como guerra popular.
¡DESARROLLAR
LA LUCHA POR LA TIERRA PARA PREPARAR LA GUERRA POPULAR!
M.J.P.
Movimiento Juvenil Popular